Monday, April 25, 2005

El 69% de las personas con dolor crónico presentan trastornos psicólogos como depresión y ansiedad

El dolor crónico es un factor que afecta notablemente la calidad de vida y repercute en la salud mental



El 18,9% de las personas que sufren dolor, requiere de tratamiento psicológico. Las alteraciones más comunes que sufren estos pacientes son depresión (36%) y ansiedad (33%), según explicó el presidente de la Sociedad Española del Dolor, Dr. Manuel Rodríguez.

Otro factor importante relacionado con los trastornos de conducta son los hábitos del sueño. Según el estudio Valoración socio-epidemiológica del paciente mayor de 65 años con dolor crónico no oncológico, realizado por la Sociedad Española del Dolor, el 43,4% de los pacientes despierta por la noche a consecuencia del dolor y el 44%, incluso requiere tomar algún medicamento para poder dormir.

El dolor y la depresión comparten mecanismos comunes en el sistema nervioso central. Estas enfermedades mantienen una estrecha relación tanto fisiológica, como clínica, según explica el Dr. José Ramón González-Escalada, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Ramón y Cajal y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española del Dolor, “podemos considerar que la incidencia de cuadros depresivos entre pacientes con dolor crónico es considerable. Asimismo en la depresión, el dolor es un síntoma muy frecuente”.

Respecto al tratamiento, el especialista detalló que los antidepresivos han mostrado un efecto eficaz sobre el dolor. Originalmente, estos fármacos eran usados para tratar el cuadro depresivo asociado al dolor, lo que ha permitido conocer que también tienen un efecto analgésico.

El dolor no sólo afecta al propio enfermo, sino que tiene repercusiones en su entorno. Según este estudio, el 55% de los pacientes que lo padecen, requieren de la asistencia de otra persona.

El estudio ha contado con la participación de 594 ancianos tratados en las unidades de dolor de 15 hospitales españoles, de los cuales un 58% refieren que el dolor ha perturbado sus relaciones familiares. Casi el 70% de estos pacientes considera que este padecimiento tiene una influencia alta o muy alta en su calidad de vida, lo que afecta su estado de salud.

La relación entre el dolor y los trastornos psicológicos como la depresión y la ansiedad, es muy importante y merece un especial interés por parte de los profesionales sanitarios, tal como destacó el Dr. Rodríguez. “Se debe considerar que el tratamiento del dolor está vinculado no sólo con la calidad de vida del paciente, sino con su salud mental”.

La formación adecuada y la especialización de los profesionales en esta materia será, pues, una herramienta fundamental para poder abordar esta situación de manera adecuada y poder garantizar a los pacientes un mejor diagnóstico, tratamiento y pronóstico del dolor.


La Sociedad Española del Dolor (SED) fue constituida en el año 1990 por 66 profesionales de la Medicina con el objetivo de estudiar, tratar y, en la medida en que ello sea posible, eliminar el dolor asociado a la enfermedad. Así, la Sociedad Española del Dolor centra su actividad en el impulso y promoción de la investigación de los mecanismos y síndromes causantes del dolor.

Actualmente, la SED está formada por 800 asociados, de los cuales el 90% son médicos especialistas en el manejo del dolor. El 52% son anestesiólogos y en ella se están representadas la práctica totalidad de las especialidades médicas relacionadas con el dolor. Asimismo, la SED dirige sus acciones a cooperar en la mejora de los tratamientos de aquellos pacientes con dolores crónicos y agudos.



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Karla Islas Pieck
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La apnea del sueño duplica la probabilidad de sufrir muerte súbita.

Aumenta la incidencia a 46% en contraste con el 21% de la población en general
Un aumento de 10% de la masa corporal incrementa 32% el riesgo de padecer apnea del sueño



Las apneas del sueño se están convirtiendo en un problema cada vez más importante de salud pública, debido a su elevada prevalencia entre la población. Esta enfermedad tiene una alta morbilidad y mortalidad si no se trata de manera adecuada.

Así lo explica la Dra. Mª Josefa Díaz de Atauri Rodríguez de los Ríos, Jefa de la unidad de sueño, Servicio de Neumología, del Hospital 12 de Octubre, Madrid, quien destaca la “necesidad de aplicar recursos técnicos y humanos claramente insuficientes en la actualidad”.

Esta enfermedad está estrechamente vinculada con el sobrepeso. Se estima que un aumento de un 10% en el índice de masa corporal supone un incremento del 32% del riesgo de padecer el síndrome de las apneas-hipopneas durante el sueño. La reducción del 10% en el índice de masa corporal mejora este problema hasta en un 26%. Por este motivo, es importante que la población tome conciencia de la importancia cuidar el peso mediante una dieta balanceada y la realización de ejercicio físico.

Un dato relevante es que “los pacientes con apnea obstructiva durante el sueño tienen un pico de muerte súbita por enfermedades cardiacas durante las horas de sueño de 46%, en contraste con lo que ocurre en personas sin apnea obstructiva durante el sueño, que es 21%”, según refirió la especialista.

La causa de este síndrome es el colapso funcional y/o anatómico de la vía aérea superior producida en el estado de sueño. “Este colapso puede agravarse por fenómenos adyuvantes como son el exceso de peso, el alcohol, medicación depresora del sistema nervioso central y obstrucción nasal entre otros factores”.

La Dra. Díaz de Atauri Rodríguez de los Ríos añadió que la apnea del sueño produce una serie de síntomas nocturnos como ronquidos, pausas de apneas, despertares con sensación de asfixia y micción excesiva. También está relacionada con trastornos que aparecen durante el día como cefalea matutina, sueño no reparador, excesiva somnolencia diurna y otros trastornos cognitivos.

Asimismo, la apnea del sueño está considerada un factor de riesgo para enfermedades como hipertensión arterial sistémica, insuficiencia respiratoria, enfermedad cerebrovascular y cardiovascular, así como a problemas sanitarios como accidentes de tráfico y laborales, además del deterioro de la calidad de vida y los problemas de relación familiar y social que conlleva.

Enfatizó que el diagnóstico de este proceso precisa primero ser sospechado clínicamente y luego confirmarse por medio de la realización de registros nocturnos que cuantifican el número de paradas respiratorias que se producen por hora de sueño. “Un número importante de pacientes podría ser diagnosticado en su domicilio con equipos simplificados si bien en otros es imprescindible la polisomnografía convencional en laboratorios de sueño. En la actualidad en nuestra comunidad, debido a la falta de recursos, existen tiempos de espera para ser diagnosticados de hasta 2 ó más años”.


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